Sunday, April 3, 2016

Día Internacional de la Poesía


La poesía es una manifestación de la diversidad en el diálogo, de la libre circulación de las ideas por medio de la palabra, de la creatividad y de la innovación. La poesía contribuye a la diversidad creativa al cuestionar de manera siempre renovada la forma en que usamos las palabras y las cosas, y nuestros modos de percibir e interpretar la realidad. Cada 21 de marzo desde 1999, la UNESCO celebra el Día Mundial de la Poesía con el propósito de consagrar la palabra esencial y la reflexión sobre nuestro tiempo y nos invita a reflexionar sobre el poder del lenguaje poético y el florecimiento de las capacidades creadoras de cada persona. 

La poesía en la edad antigua




Se comienza por las antiguas literaturas orientales, en primer lugar los más remotos documentos egipcios que contienen himnos y cánticos sagrados, y continua con las inscripciones cuneiformes de caldeos y asirios, enumerando luego las antiquísimas producciones poéticas de la India, algunas de las cuales, transmitidas por tradición oral, se remontan a dos mil años antes de Cristo, y las producciones de la China, que según la tradición indígena tienen su origen primero varios milenios antes de nuestra era. No podríamos omitir tampoco a los persas, y mucho menos a los hebreos, cuya poesía religiosa, que forma una buena parte de la Biblia, ejerció tan grande influencia en el pensamiento y en el arte de Occidente, inspirando a innumerables poetas de todos los tiempos y de todas las lenguas europeas. Donde más deberíamos detenernos sería, sin duda, en la poesía de griegos y romanos, que constituyeron una gran tradición literaria de la cual se nutrió en sus orígenes toda la poesía europea de la Edad Media.

La poesía en la edad contemporánea
Abarco por etapas, la primera de los años 1940 a 1950, la segunda de 1950 a 1970 y sus ultimas generaciones a partir de 1970. La libertad y originalidad se desbordan hasta lo irracional. Las vanguardias de comienzo de siglo plantean el dilema entre poesía humanizada personal, sentimental y de emociones o poesía pura del ingenio, el artificio y el juego. Sin embargo, el poeta parece transgredir alegremente las fronteras entre una y otra, y usar de lo que le conviene en cada caso.  La Guerra civil española crea una ruptura que abarca casi la mitad del siglo. A partir de entonces, la lírica sigue caminos inciertos entre humanización y des humanización. Aunque parezca predominar la primera tendencia, ni existe una verdadera oposición entre las dos, ni puede prescindirse de ninguno de ambos aspectos.

Rubén Bonitaz Nuño


Nació el 12 de noviembre de 1923, en Córdoba, Veracruz. Estudió en la Preparatoria de la Universidad Nacional Autónoma de México; cursó la carrera de derecho en la Escuela Nacional de Jurisprudencia entre 1934 y 1947 y obtuvo el doctorado en letras clásicas en 1971.Se inició como profesor de latín en la Facultad de Filosofía y Letras, de la UNAM en 1960, hasta llegar a miembro de la Comisión de Planes de Estudio del Colegio de Letras Clásicas de la misma Facultad. Ha ocupado diferentes puestos dentro de la UNAM, desde 1954, como director General de Publicaciones, hasta coordinador de Humanidades de 1966 a 1974 y director de la Bibliotheca Scriptorum Graecorum et Romanorum Mexicana desde 1970. Desde 1963, el doctor Bonitaz Nuño es individuo de número de la Academia Mexicana de la Lengua y miembro de la Academia Latinitate Fovendae de Roma. Fue fundador y director del Instituto de Investigaciones Filológicas y miembro de la Junta de Gobierno de la Universidad Nacional Autónoma de México. Falleció el 31 de Enero de 2013 en la Ciudad de México. 
  
Amiga a la que amo...
Amiga a la que amo: no envejezcas.

Que se detenga el tiempo sin tocarte;
que no te quite el manto
de la perfecta juventud. Inmóvil
junto a tu cuerpo de muchacha dulce
quede, al hallarte, el tiempo.

Si tu hermosura ha sido
la llave del amor, si tu hermosura
con el amor me ha dado
la certidumbre de la dicha,
la compañía sin dolor, el vuelo,
guárdate hermosa, joven siempre.

No quiero ni pensar lo que tendría
de soledad mi corazón necesitado,
si la vejez dañina, perjuiciosa
cargara en ti la mano,
y mordiera tu piel, desvencijara
tus dientes, y la música
que mueves, al movere, deshiciera.

Guárdame siempre en la delicia
de tus dientes parejos, de tus ojos,
de tus olores buenos,
de tus brazos que me enseñas
cuando a solas conmigo te has quedado
desnuda toda, en sombras,
sin más luz que la tuya,
porque tu cuerpo alumbra cuando amas,
más tierna tú que las pequeñas flores
con que te adorno a veces.

Guárdame en la alegría de mirarte
ir y venir en ritmo, caminando
y, al caminar meciéndote
como si regresaras de la llave del agua
llevando un cántaro en el hombro.

Y cuando me haga viejo,
y engorde y quede calvo, no te apiades
de mis ojos hinchados, de mis dientes
postizos, de las canas que me salgan
por la nariz. Aléjame,
no te apiades, destiérrame, te pido;
hermosa entonces, joven como ahora,
no me ames: recuérdame
tal como fui al cantarte, cuando era
yo tu voz y tu escudo,
y estabas sola, y te sirvió mi mano.


Aunque bien sé que no me extrañas
Aunque bien sé que no me extrañas,
aunque tengo la razón, me acuerdo:
el cáncer terminó; te ausentas
por todo lo mal que supe amarte.

Ya fui desventurado cuando
estuviste aquí, y en el momento
donde te vas, me desventuro.
La sola ventaja de estar ciego
es acaso no poder mirarte.

Ya morir sin arrepentimiento
es mi esperanza, y te lo digo
porque al fin te conozco;
que si he pedido muchas cosas,
pude pagar con sobreprecio
las pocas que me fueron dadas.

Mientras más mal te portas, mucho
más te voy queriendo, y porque espero
menos, me injurio y te acrecientas.
Así tuvo que ser: de tanto
que te procuré, me aborreciste;
tan sólo pesares te he dejado.

Raspaduras de celos, dudas
que no opacaron la certeza
de cuanto en ti me desolaba.

Tú, como si nada, te diviertes;
pero entristécete:
si todos sabrán que estoy quemado,
ninguno sabrá que por tus llamas.

Vete como de veras; pierde
el número atroz de este teléfono,
la dirección que no aprendiste,
aquel corazón tan despistado.

Igual sigue siendo todo; nadie
hay como tú, por mi fortuna;
pero a nadie como tú he llegado.

En el agua escrito y en el viento
quedó el amor perpetuo. Sombras.
Y me quemo, y de mejor violencia
—ay, mamá— te alumbro al apagarme.

Ya te conozco, ya obligado
soy a bien quererte y despreciarme.
Pero no, porque me da vergüenza;
pero sí, porque me estoy muriendo
sin voluntad ni penitencia.

Y por todo: porque no quisiste
permanecer, porque me olvidas,
porque me voy tristeando, gracias
te doy. Y por andar de noche.



Alguna vez te alcanzará el sonido...
Alguna vez te alcanzará el sonido
de mi apagado nombre, y nuevamente
algo en tu ser me sentirá presente:
más no tu corazón; sólo tu oído.

Una pausa en la música sin ruido
de tu luz ignorada, inútilmente
ha de querer salvar mi afán doliente
de la amorosa cárcel de tu olvido.

Ningún recuerdo quedará en tu vida
de lo que fuera breve semejanza
de tu sueño y mi nombre y la belleza.

Porque en tu amor no alentará la herida
sino la cicatriz, y tu esperanza
no querrá saber más de mi tristeza.

Bibliografias tomadas de: 
  1. http://www.toltecayotl.org/tolteca/index.php?option=com_content&view=article&catid=44:historiadores&id=722:ruben-bonifaz-nuno-biografia
  2. http://www.poemas-del-alma.com/ruben-bonifaz-nunio-aunque-bien-se-que-no-me.htm
  3. http://www.poemas-del-alma.com/ruben-bonifaz-nunio-amiga-a-la-que-amo.htm
  4. http://www.spanisharts.com/books/literature/contemp2p.htm




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